El emprendimiento empresarial nunca estuvo más de moda: cada vez son más y más los que inician negocios por su propia iniciativa. Sin embargo, financiar un proyecto no siempre es una tarea sencilla. Cada vez son más las vías que surgen para encontrar fondos y poner en marcha una empresa, por lo que conocer las diferentes opciones permitirá a las emprendedores adoptar la forma que más le convenga según las necesidades de su negocio.
 

Pedir un crédito al banco

Pedir un préstamo a un banco es una de las opciones más fáciles y usadas por el ecosistema empresarial español. De hecho, según la Confederación Española de Sociedades de Garantía Recíproca (CESGAR), el 82% de las pymes que necesitaron financiación durante el pasado año acudieron a las entidades bancarias. Créditos comerciales, líneas de crédito, préstamos bancarios… todos ellos productos que las pequeñas y medianas empresas requirieron (y requieren) para llevar a cabo su actividad. BBVA está simplificando los procesos de financiación corporativa, desarrollando un modelo de gestión que permite ofrecer límites de crédito a 170.000 empresas y pymes no clientes para las que hay disponible 30.000 millones de euros, gracias al ‘big data’.
 

‘Business Angels’

Los ‘Business Angels’ o inversores privados son personas físicas con capacidad de inversión y que poseen conocimientos sobre el mundo empresarial, que impulsan el desarrollo de proyectos empresariales con alto potencial de crecimiento, aportando capital y valor añadido a la gestión en sus primeras etapas de vida. Estos inversores ayudan a los emprendedores con los niveles de riesgo y la falta de liquidez en las etapas iniciales de la constitución de la empresa. En España, la Asociación de Redes de Business Angels (AEBAN) tiene como misión principal promocionar la actividad de estos inversores y sus redes en el territorio español.
 

Fondos de capital riesgo

Los fondos de capital riesgo son una fórmula de financiación muy utilizada por ‘startups’ y empresas innovadoras que están experimentando un proceso de expansión que requieren de inversión. Estos fondos son gestionados por sociedades anónimas especializadas que invierten sus recursos financieros en las empresas, con el objetivo de vender su participación en un futuro y obtener, así, beneficios. Muchos de ellos están formados exclusivamente por empresas de capital privado, pero, también, por grandes empresas, bancos o la propia Administración Pública.
 

Subvenciones y ayudas públicas

La Administración Pública no financia proyectos empresariales de forma directa, pero sí pone a disposición de los emprendedores diferentes subvenciones y ayudas que permiten la financiación del negocio. Para acceder a ella es necesario cumplir una serie de requisitos que pueden variar en función de la ayuda solicitada. La mayoría de ellas están destinadas a proyectos de innovación y tecnológicos, que busquen la internacionalización o que pertenezcan a un sector que la Administración quiera impulsar con fondos públicos, como el de las empresas verdes. La Dirección General de Industria y de la Pyme ofrece diferentes ayudas según la actividad y el ámbito de actuación de la empresa. También, ofrece diferentes consejos para poner en marcha un negocio.
 

Bootstrapping’

El ‘bootstrapping’ hace referencia a la financiación de proyectos a través de los ahorros propios de los fundadores y de ingresos generados de la facturación, sin depender de financiación externa como inversiones o préstamos. Esta fórmula, popularizada a raíz de la crisis económica de 2008, requiere disminuir las expectativas a corto plazo e invertir todos los esfuerzos en conseguir ingresos para, posteriormente, revertirlos en el crecimiento del negocio.
 

Bartering’

El intercambio de servicio o ‘bartering’ supone llegar a acuerdos comerciales con otras empresas, a través de la obtención de un beneficio sin intercambio monetario. Aunque no es un sistema de financiación directo, ayuda a reducir costes fijos y puede suponer un ahorro que puede ser empleado en cubrir otras necesidades. No obstante, esta opción deja algunos aspectos negativos: crea una relación de dependencia entre las empresas y se asume el riesgo de que alguna de ellas no cumpla con el acuerdo. Existen dos tipos de ‘bartering’:
 Directo. Aquel en el que las dos partes acuerdan un intercambio de servicios de manera directa.
Indirecto. En el acuerdo comercial están involucradas más de dos partes, por lo que entran en escena diferentes socios.
 

Presentar el proyecto a un concurso

Existen cada vez más citas, concursos o eventos en los que a las empresas pueden presentarse en busca de financiación. Una de las más importantes es BBVA Open Talent, la competición ‘fintech’ más grande del mundo, que tiene como objetivo identificar nuevas empresas de tecnología financiera con gran potencial en sus fases tempranas de desarrollo, con frecuencia en etapa de ‘seed capital’.
 

Pedir dinero a familia y amigos

Esta opción, conocida en inglés como ‘family, friends and fools’, a pesar de no ser la más utilizada, es una forma de conseguir financiación sin tener que acudir a fondos privados. Una de las ventajas que aporta es la rapidez con la que se obtiene la financiación, y, además, no requiere garantías. Sin embargo, si el proyecto no funciona, se pone en riesgo la imagen personal de los emprendedores.

 

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